Y se nos va abril, no más cambios de local, ni más con este mesecito de lo más largo. Se me va el cuarto mes de tantos dimes y diretes, un mes ruidoso, y a decir verdad, de lo más molesto. Me parto con el estrés de no hacer nada, de una de las tantas cosas que no deberían pasar… de la soledad, el viento y no sé qué más.
Abril no me regala nada bueno, solo los desperdicios del ayer, solo me ha torturado entre idas y venidas de comentarios sulfurosos. No lo soporto, no lo tolero, pero de alguna forma hay que socializar, aunque igual no me la creo; pero al menos queda una mueca que intenta ser sonrisa fiel (tan falsa como la vida misma).
Abril me hace recordar de lo poco que valen algunas cosas, me hace recordar que soy un individuo que no pertenece a ningún club, logia o tribu; me hace recordar la soledad… del par de huellas en la arena, de las zapatillas sucias y de las medias con hueco… de las pocas voces que se dejan escuchar. Soledad ya no responde, solo escucha y a veces… solo sabe hacerse la loca, entre reclamos desesperados, mis reclamos… por otra oportunidad.
Abril me desespera, porque me quedo mas solo cada mes, por menos charlas, menos risas, menos ganas de salir, menos proyectos, menos trabajo. Ay Abril, Abril… sí que me haces sentir como el Sahara, me lo recuerdas con gusto y sin palabrear tanto, simplemente me has hecho recordar… recordar tantas cosas, como el pasado de un social personaje, que dé el no queda nada.
Abril y Abril. Quisiera decir “AJO-ARE-ERDA”; pero… ¿con la de quién? Son estos días en el que este mes te da la vuelta a la esquina, entre redes sociales tan expresivas, mensajillos edulcorados y empalagosos, ¡MADRE MIA! ¿Quién lo diría? Yo mismo me lo busque y claro que si, en abril duele más y Facebook ayuda a que la herida sangre sin roche. Hay que aceptar que si en algún lugar de lo que se puede llamar compasión, estoy siendo demasiado masoquista, leyendo y releyendo cada mensaje, cada comentario sin parpadear… recordando mi poco profesionalismo pasional, de tanto comparar entre líneas el éxito de la sazón de algunos y sintiendo un desazón muy dentro.
Abril y sí. Me jode que me lo recuerdes, eres un mes de bajada y me has hecho recordar lo solo que estoy… lo mal que se siente, es ese mal sabor de boca que amarga mis días… sabor a derrota, sabor desconfianza. Gloriosos los días en que mi vida dependía totalmente de alguien; pero a la vez no sostenía la realidad con los acontecimientos tristes.
Abril, eres un mes largo. Tu semana Santa es como un velorio cruel, como si cada minuto fuera yo mutilado por palabras necias. Abril me haces sentir vulnerable, solo y enfermo, enfermo por mí mismo, asqueado de las malas decisiones que tome, los amigos que perdí y los amores que no supe amar.
Abril, muere ya.