El 2011 se nos va. Con todo y alfajores, algo de chicharrón y ron cubano. 2011 se va, con lo barato que es un Big Bang. Como esos 60 segundos del minuto que paso, de los meses hirvientes, fríos y casi desérticos, de un balcón techado y esas cosas algo despasadas.
El año casi expira con todo lo rimbombante que fue, se apaga de a poquitos y a unas cuantas horas, se le entraña como un año motivador, donde se pudo creer en muchas cosas, y lo digo sin dármelas de precursor; pero 2011, te pasaste de pendejos, con sorpresas de mes en mes, de dulces de membrillo. 2011 te llevas un saludo a la bandera y fácil, algún premio Oscar.
2011 no se va cabizbajo. Se va con honores, aplausos, flores y algunos desmayos; del sacrificio que uno dio, los progresos escalonados, la gente que confió, y creo que casi sin dudarlo. Fue un año que vino con sus cositas, sus Boom y Spaww, sus movidas, madrugabas y nuevos aprendizajes, fue glorioso, cada tiempo gastado, valió totalmente la pena.
A pocas horas del 2012, uno emocionado por un nuevo año, que de cajón viene con el reto de sobrevivir, sacarse la madre, algunas cicatrices y claro, seguir intentándolo una y otra vez hasta lograr algo de satisfacción propia. Tenga un buen año y pásenla de PUTA MADRE!
Y… bueno, como diría el Gran Fito Páez… Y dale alegría, alegría a mi corazón. Es lo único que te pido al menos hoy.