sábado, 9 de marzo de 2013

Super Heroínas


Hace unos días fue El Día Internacional de la Mujer, y bueno uno podría pasarse todo el día hablando de ellas. De lo gallardas que son, lo geniales que son, lo jodidas que son; pero solo unas pocas se han merecido una mención privilegiada en este espacio, con otros nombres, para dar misterio al asunto. Ellas son Super Heroínas de comics. Son como EVA en Wall-E. Son como Roxanne en Megamind. Pero ahí están ellas, Salvando al terrorista.

En Primer lugar, la mujer que tuvo la buena o mala suerte de darme la vida. Mi mamá, pobre mujer, ella tiene que aguantar a un loco, un loco que casi no nace, que se enfermó al nacer, que conoció Lima la gris a la semana de nacido por motivos médicos, que era tan tragón que se tomó el agua de la placenta, que era tan tragón que se comía los ladrillos de tierra de su abuelita, el jabón y el shampo fresita. Tan tragón y tan flacucho a esa edad. Era solo hueso y pellejo, alguien tan pequeño que solo cabía en una mano y que su cuna era una maleta de viaje.   Bueno mamá, de tanto tratar de mejorarme, algo de amor y tanta pastilla, jarabe, aceite de hígado de bacalao y claro… tanto ¡Come Carajo-Mierda! Termine creciendo por todos lados. Aunque como todo primer hijo, uno termina siendo parte de una serie de experimentos para que el segundo hijo no salga tan jodido. Hay que agradecer que hemos sobrevivido mamá. Tú más que yo. 

Hablar de Sandra, es hablar de muchos momentos, de tener al lado a una chica fantástica. Recuerdo el día que la conocí, en un parque, unos helados, una charla de la nada. Todo podía pasar ese día. Podía llover, granizar o caer un meteorito; pero ahí estabas, en ese parque, comiendo helado. Sandra me enseño a querer, algo que no estaba en el menú a los 16, algo que sencillamente no estaba programado en mi burbuja. Recuerdo un día de lluvia, Sandra llego toda empapada con una gran bolsa de cosas ricas, cocinamos juntos y ¡Vaya! Esa chica vale más que un Ceviche, pensé. Pero así era Sandrita, siempre venía con sorpresas. y  llenaba de sonrisas mi día. 

Martha llego en momento de crisis; pero en verdad yo llegue a Martha, entre carpetas, papeles y muchas paredes. Martha es una chica muy inteligente, aunque no lo acepte; aprendí tanto de ella, que era una Maravilla no encontrarse con novedades. Es una artista, está loca, escucha la música que escucho ¡Por R2D2! ¡Me enamore! Martha era la reina de los detalles, siempre había algo para ella, todo a su estilo. Tengo que reconocer que me quedo chica la cancha con Martha, llevar su ritmo, su vida, tantos detalles que ella podía dar, simplemente era imparable. Me volví dibujante, poeta, escritor de mala muerte, pastrulo y Machín Alberto Matute Cárcamo. Nunca pude superar sus detalles, con solo mencionar uno de ellos: El mejor cumple de mi vida. Insuperable aun en estos tiempos. Gracias Marthita. Aprendí un huevo de cosas contigo.

Luciana es como de casa, la conozco de toda la vida. Recuerdo visitar su casa, digamos que por poco y me adoptan. Lucianita se lleva el premio al carácter y la insistencia, medalla de honor total, quizás termine doblegado por ella, su carácter Heavy metal. Quien más te sacaría a bailar cuando solo sabes mover la cabeza como los perritos de los taxis, quien más te invitaría a una boda cuando odias las bodas ¿quién más? ¡Solo Lucianita! y lo logro; con bombos y platillos cambio tanto mi vida en tan poco tiempo. Recuerdo que le encantaba escuchar  Mar de Copas y todo grupo de rock Peruano.  Siempre me quede con la pica de llevarla a un concierto de Rock. Lucianita, vales un Perú y te debo un Sushi Bar y varios conciertos de Rock.

Esta fue una reseña, no tan risueña; de esa mujeres que han cambiada a este aburrido y gruñón personaje. Todas a su estilo han logrado quizás entenderme, un poquito o a carajeadas; pero se agradece totalmente el salto al vacío  ¡Gracias Totales!