Queda la sazón del momento, de haber conocido grandes teutones que ahora por cosas del enamoramiento, cuidan la casa. Oh Dios… será de corazones.
Mis respetos a los que dejan de arañarse las vestiduras, por separación de almas y demás cosas ya no tan duras. Pues pasar unos meses del vil sellado y a la vuelta de la esquina encuentras a otro ser amado. Poco tiempo duraron los recuerdos, en fin… en la cama y dando vueltas a cualquiera le da amnesia.
De lo más rimbombante del estilo, se chaparon dos pajaritos y ellos tienen Facebook… ¡Oh my! Los problemas llegan cuando honestas etiquetas te desenmascaran un par de mentiras piadosas, si, de esas que terminan en un mar de copas y hostales de promoción.
De antro de antro encontraste un buen culantro. Lástima que solo se encuentran fuera de casa, es mejor cazar, como dicen algunos, la carne salvaje que proveen las calles. Después de un buen ¡FUAAA! Volver a casa más fiel que la galleta. Así se quieren más… así se quiere con más IN y mucha fidelidad.
De los lacayos, de amores marcados con sellos dorados. De grandes promesas con letras bordadas, de las llamadas anónimas… de acosos avispados, del morbo, lo prohibido, la adrenalina a cien. Del placer de besar con ternura de día y embestir con furia de noche.
Perdonar es divino; divino de amores… que a ciegas dejan pasar imágenes de dudas, que sordamente pierden el sonido de las críticas y que simplemente abrazan a su amado, que quizás le ha armado un par de ornamentas… algo visibles; pero de eso se tratan los anticuchos… sino la mesa no estaría tan bien servida.