Hoy me vi tan vacío, tan inerte, tan nostálgico y quizás por eso, el detalle de los temas vintage y surcos grises.
Vaya… esto no termina de atormentar a uno; más que dolores, delirios. Algo absurdo que acompaña a un zurdo a una melancolía infinita, algo mal programado, mal elaborado. En fin… nada personal, un cambio de cara y se acabó. Grapas en las mejillas. Déjame ser hipócrita y sonreír.
El tiempo es oro, y lo lamento Sr. Raimondi. Sigo sentado en ese banquito dorado, sin darme cuenta que el joputa está ahí. Lamentable… el prodigio ha muerto.
Tengo un focus group de intolerables. Conflictos de sala, comedor y dormitorio. Es común el insomnio, las rifas de sueño y la venta de cordura clandestinamente. Pesadillas, realmente pesadillas.
Uno espera en el balconcito, con muchos engreimientos de lado. Uno espera y lo repito… algo de aire; pero es en vano. El vano oficio es asfixiante.
Me cuesta contar mi vida. Anda en pedacitos, regaditos por ahí. Acomodarlos, no sale a cuenta. El tiempo pasa volando y no perdona a los caracoles desmemoriados. Pedazos inútiles, como el anfitrión.
Suena tan cliché decir “lo siento”, cuando es lo que siento y no debería sentirlo, por el mismo grado de importancia de cuadros huesudos del pasado, amores chancados, desprendidos… destruidos seria la palabra. Claro. Eso es… Destruidos.
Las musas vuelan, algunas más lejos que otras; pero al fin y al cabo vuelan… llevándose como trofeo de guerra, algo de anticucho de la tía Grimanesa. -Miento con descaro. La tía Grimanesa no acepta corazones de trapo, usados de trapeador en baños públicos.
Soledad pasa factura, los favores son respondidos a tiempo, las cuentas se pagan sin retraso. No hay problemas, de solo algunos que andan apuntando con su verdad inconclusa alguna frustración. En fin… no discuto, estoy harto de discutir y de los problemas que dan. Estoy harto de esto, y claro… los problemas que dan.
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