martes, 19 de junio de 2012

Dicen...


Dicen que la gente cambia, los amores cambian, las razones insólitas de separación cambian y después de un pisotón, agujereado corazón como un anticucho. Todo cambia. Por reparación.

Dices que odiabas el matrimonio y creo  que por ahí te vi comprar un vestido blanco, de esos ajustados que solo entran con dieta bulímica.

Nunca escuche ni por equivocación un TE AMO, quizás una palabra prohibida o muy subida de tono para una relación. Ahora parece que por algún milagro de La Rosa de Guadalupe, que quito esas cadenas vocales, y ahora lo dices como verbo, como en misa, con tal fervor, de beata.

Dicen por ahí que ahora andas imantada de manos, que ni para ir al baño separas esa unión, que agarraditos de la mano es más bonito y que no importa el rubor, ni el sudor.

De tu pasión Puchera, no quedan ni las cenizas. Del fumar de esquina, no quedan ni las colillas. Y de tu lado nocturno, no maúllan ni lo gatos.

Dicen que has cambiado. Eso dicen y lo veo. Con cierta razón digo, que ese cambio va contigo, por no escoger a un mendigo.