Dicen que la gente cambia, los amores cambian, las razones insólitas
de separación cambian y después de un pisotón, agujereado corazón como un
anticucho. Todo cambia. Por reparación.
Dices que odiabas el matrimonio y creo que por ahí te vi comprar un vestido blanco,
de esos ajustados que solo entran con dieta bulímica.
Nunca escuche ni por equivocación un TE AMO, quizás una palabra
prohibida o muy subida de tono para una relación. Ahora parece que por algún milagro
de La Rosa de Guadalupe, que quito esas cadenas vocales, y ahora lo dices como verbo, como en
misa, con tal fervor, de beata.
Dicen por ahí que ahora andas imantada de manos, que ni para
ir al baño separas esa unión, que agarraditos de la mano es más bonito y que no
importa el rubor, ni el sudor.
De tu pasión Puchera, no quedan ni las cenizas. Del fumar de
esquina, no quedan ni las colillas. Y de tu lado nocturno, no maúllan ni lo gatos.
Dicen que has cambiado. Eso dicen y lo veo. Con cierta razón
digo, que ese cambio va contigo, por no escoger a un mendigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario