domingo, 6 de marzo de 2016

DE LEVEAU

Como un sábado cualquiera, era clara la invitación de un buen amigo, Rogelio Chávez.  Unos cuantos cigarrillos, unas cuantas pitadas eran el inicio de una conversación casi en la catedral. Rogelio, con voz picante me menciona a Paula Leveau, mujer de armas tomar, de mirada picara y juguetona, de voz cálida y claro, de una belleza absoluta. Hablar de Paula es incómodo, hay un historial, un punto de referencia; pero también, una ilusión.

-Ya me quieres joder.
-Pero Huevón, es Paulita Leveau. Paulita “cosita rica” Leveau, huevón.
-Carajo, no es para tanto.
-Lo dices como si no fuera gran cosa, pendejo.
-Tamare, no. Ella me cago.
-¿Te cagó? Te recontra cagó, huevón.
-Ella era la indicada.
-La indicada hubiera sido Julieta.
-Huevón, Julieta era una puta, y le pague 30 soles, ¿cómo chucha va a ser la indicada?
-No te me pongas así, era solo una broma.
-Mierda, pensar en Paula me pone así, como huevón.
-Como huevón nos pusimos todos cuando saliste con ella.
-Como huevón me puse yo, cuando se fue.
-Hacían bonita pareja, ¿cómo chucha no terminaron siendo enamorados?
-No lo sé, se me acabaron las canciones de Mar de copas y ella simplemente se fue.
-Definitivamente eres el hombre más huevón del mundo. Ese lomo fino se te fue por cojudo.
-Se me fue por ser como soy.
-Claro, por cojudo (risas).
-Conchasumare, era extraño, ella un día andaba bien y el otro día no, nunca pude seguirle el ritmo.
-¿Era medio loca?
-Estaba loca a su manera, eso la hacía especial; pero ella es libre, sin ataduras y yo era una atadura para ella, con el tiempo me lo demostró.
-¿y te la lograste cachar?
-Huevón, eso fue lo más triste, ni un puto beso nos dimos.
-Por la CONCHASUMARE, no lo puedo creer huevón, ¿Cómo chucha, osea la huevona?
-Sí, más fría que poto de pingüino.
-Carajo, yo pensé que estabas con ella como DiCaprio y el oso, como en El Renacido.
-Las huevas, todo era más parecido a Un día sin sexo.
-Chucha, ¿y por qué se quitó?
-Me dijo: No, Alberto. Eres mi amigo y bueno, así me gustas más.
-Huevóoooon, no, por la putamare.
-Sí, conchasumare. Me quede con la huevada muerta una semana luego de que me dijo eso. Y luego se quitó.
-Caray, Paulita se me cayó.
-Claro y ella hizo que se me cayera la huevada una semana. (risas)
-¿Oe, y si vamos por Julieta?
-Vete a la puta con Julieta. 

viernes, 24 de julio de 2015

LOS CLIMAS DE XIMENA

A Ximena la conocí en tiempos monocromáticos, eran los 90’s y de lo poco o nada que se sabía era de tareas y el sagrado recreo donde con cincuenta céntimos podías comprar el mundo.

Tiempo después en el 2005 la volví a ver, era la misma de siempre, aunque como en alguna canción de Pedro Suarez Vertiz, ella “había desarrollado más de lo que pensé”. Era de sonrisa fácil, hasta ahora lo es, pero entre las espigas del momento era coincidencia estudiar en el mismo lugar, pero no del mismo bando, ella decidió las cuentas, algo que no le gustaba del todo, pero que el mercado laboral solicitaba, yo por mi lado iba a cometer otro error, por no encontrar más opciones.

Agosto del 2008, Universidad Federico Villareal, ahí tienen mucha información. Decidí por si fuera poco, aparte de varias llamadas de por medio “de mi parte” –Hacerle un regalo- fui por un anillo de plata con un pequeño pero llamativo zircón incrustado, ¿tenía idea de lo que hacía? –No, en ese momento no tenía idea de ni mierda. Pero era un bonito presente que daba acción a un claro ejemplo de – ME QUIERO CASAR CONTIGO- sí, me había ilusionado, tanto que podía haberme puesto un vestido blanco. Tiempo después, como ahora, me hubiera sentido el hombre más huevón del mundo. Pero no, en ese momento estaba empilado, iba por la medalla de oro y record olímpico. Recuerdo ese día, cenamos, le dije “Feliz Cumpleaños” le di ese anillo, se emocionó, se lo puso y yo no dije ni un carajo. Dude, sí. Dude, la expectativa era de fuegos artificiales, pero la realidad término sin ganar la medalla de aluminio, mudo, sin decir mi floro de galán conquistador de las tierras de Micronesia. 

Pasaron bodas, premiaciones y eventos, ella a mi lado o viceversa. Uno llevando la calma, ella odiándolos, uno queriendo algo sincero, ella haciendo la del torero – Olé-olé-olé- y la conchasumare. Recuerdo el tema del dilema, luego de una boda, claro, me di una escapadita, quizás era la situación, la falta de oxígeno o una simple excusa para salir del local por un cigarrillo, sí, un cigarrillo, de esos que necesito para calmarme, pensar y buscar refugio. Era de esperarse mi accionar ya que estaba en un lugar casi hostil, en una boda. Un par de pitadas, era como estar en la gloria, hasta que Ximena me pilla, se molesta, se empincha y se va. Yo la persigo y bueno, lo demás es historia conocida. Ella odia a los fumadores, lo sé, ella me odia a mí, y debe ser por eso que ella nunca podría estar conmigo, no tolera el humo del cigarro, lo odia, y eso hace que no quiera ni siquiera pensar en estar con un fumón, como ella me decía. Su reacción me dejaba en shock, que siempre que salía con ella era tanta la tensión que luego de despedirnos prendía un cigarrillo para relajarme.


Ximena, sí señores, casi indomable, incomprendida, podría decirse que loca, pero no. Como en algún momento dibuje unos personajes llamados “Nico y Tina” era el tiempo de la bajada, el invierno. Era lo monótono de solo hacer llamadas y no recibir ninguna, de hacer invitaciones y no recibir ninguna, del horror de los Martes de cine, de películas que daban “señales” de humo, pero no. Eran los últimos días, de fin de Temporada, Ximena había ganado, era imposible romper ese muro, ese Escudo AT, simplemente no le intereso para algo que solo sea nadar en su mar de Friendzone. Vivo casi psicoseado con cada mujer que conozco, que luego me dice AMIGO, es como la sombra de Ximena, son palabras punzocortantes, un pre infarto y del porque soy la persona más mala del mundo solo por ser un simple fumador. 


viernes, 23 de enero de 2015

ERA CUESTION DE TIEMPO

Era cuestión de tiempo, eso dije. No por las ganas de joder, ni tampoco por las ganas a que me jodan; pero era razonable ese todo que hacía a su vez de un momento grato. Tan grato, pero con ese sin sabor que era indudable, quizás cuestionando esa armonía, esa paz.



Su nombre era un asunto que  podía causar reuniones de estado y uno que otro golpe militar. Era de temer su mención, se tomaba cada letra con pinza y nervios de acero. De sonrisa fácil, cabellera alborotada, un lunar en un lugar destacado y con ese tatuaje que siempre insinúa un par más. Uno ya podía ir dudando si iba a ganar en esa batalla. El asunto era grave, tanto que ese silencio era razón de temer, la causa y efecto de su mal genio era la misma razón por la cual el Big Bang tuvo ese nombre. 

Su nombre, Ximena, Sofía, Rosa, eran tantos en mención, siempre con otro nombre, ya que en el paladar yacía con ese sabor entre vainilla y edulcorante barato o quizás esa mierda de stevia.


Se podía haber soportado un par de balas, pero no todo su arsenal. Era de esperarse tal carnicería, eran impactos mortales, coches bomba, era el todo por el todo, la copa del mundialito, los goles, los penales y la tarjeta roja; pero no, solo eran palabras que a veces hacen falta y que a veces hacen que uno se infarta, caiga y crea que vuelve a empezar con el paso 1, el paso glorioso, el comienzo y por lo tanto el camino de rosas y espinas.
 

Ir al paso 2 y toparse con las bestias que habitan su cuerpo, chocar y pelear, mantener la calma es para budistas de esquina, acá todo vale, pero el paso 2 es para golpearse los egos y entre mentadas de madre, uno se desnuda a la par con los fantasmas del pasado.


El paso 3 es indomable, sucio y hasta es una mentira del cual no hay marcha atrás, se cuenta el tiempo y el tiempo te cuenta una historia que jamás habías escrito, pero a la par estaba ahí, sin leer.  Lo lees y crees en lo asfixiante que se ha vuelto, que lo mejor no era nada, y la nada era una pantomima de fiesta infantil.


Dicen que el paso 4 es para sobrevivientes o zombies; pero lo cierto es que el paso 4 es para los incomprendidos, los que ya no se toman el tiempo, ni se fijan del calendario, todo está consumado, y con deudas a más, uno ya tiene un plan de escapatoria, con bomba nuclear y silla de ruedas para los malos ratos, una buena botella de alcohol para los imprevistos y una de champagne para las celebraciones. El paso 4 es rimbombante.


Dicen que volver al paso 1 y comenzar de nuevo es irse a la mierda. Volver a ese camino accidentado, olvidado por Ingenieros civiles. Uno piensa y dice, porque un par de malheridos quieren volver a ese campo minado, de pasos astillados, el mismo camino que da la bienvenida a moribundos gustosos de vivir por los mismo errores, sin saltarse un solo paso, conociendo a la perfección las laceraciones de anteriores naufragios.  Una vida de queloides matices, motivada por esa debilidad, que es el contar con ella.   

martes, 12 de agosto de 2014

Dele vuelta a la página.

Era la clásica mirada perdida, de entre los varios papeles que invadían la oficina, muchos tajadores, borradores por partes y lápices de varios tamaños. Creí encontrar la perfecta solución a ese desorden entendible que había. Uno a uno fui ordenando los papeles, recordando viejos dibujos, junto a ese olor añejo que tenían. Recordar todo en uno fue un flashback horrible, fue directo a la yugular y me puso en transe varios minutos. Cuando regrese de ese estado me puse a pensar que muchas cosas fueron en vano, que el papel se pudre y la tinta no era inmortal. Grande fue mi sorpresa que al seguir viendo papeles, recordar gratos momentos, cada dibujo era una historia, unas dulces, otras amargas y algunas me hicieron agarrar el papel con tal firmeza y fragilidad al mismo tiempo que uno temblaba. Era esa historia, una vida, dije.

Como olvidarme de las dedicaciones, los planes y las malas rachas, todo estaba dibujado ahí. Era de esperarse la nostalgia, las noches agotadoras, ese olor a vinagre y el sabor a oxido que ahora me persigue. Era indudable permitirse un espacio, un repaso y hasta un poco de inventario. Era indudable, pero era también todo eso en vano. No era la solución pensar en el pasado, los dibujos eran claros, eran dignos reflejos de malas épocas, de los excesos, el pudor y el final sin cortesía.

De los días llenos de colores, al gris más triste, así eran los días. Nada tan feliz como dormir y tan horrible como despertar. Todo se había transformado en un gran vacío, no había nada adelante, era todo oscuro. Ya se estaba volviendo clásico no hablar, caer en vacíos de tiempo, no pensar en nada. Ver el reloj y solo resaltar un par de labores. Algún día tenía que pasar. Había perdido la pasión. La pasión a dibujar, a sonreír, a pensar. Antes era común imaginar las cosas y perder el tiempo en eso, ahora no caía ni una gota, ni una brisa. Todo me resultaba asfixiante. Los viajes, la soledad, no hablar. Antes necesitaba la soledad para pensar, ahora me resultaba vacía, ni una idea nueva, estaba bloqueado. Perdí el interés en las conversaciones, en las ideas, las reuniones, me fui olvidando de esas ganas de hacer algo. Poco a poco me di cuenta que me estaba quedando solo. Un día de esos solo pensaba en lo inútil que me había puesto, solo quedaban las tareas pendientes, decía. Renuncie a un par de ellas.  Solo eso y nada más. Empecé a cortar comunicación de a pocos, me sentía cansado, La soledad que antes amaba, ahora la odiaba. Era horrible la sensación de vértigo, náuseas y esa poca intensidad en la que avanzaban las horas. Nada me resultaba tan aburrido como el día a día. La compañía me resultaba extraña y hasta desmerecida. Me pasaba horas en la computadora sin hacer nada, me compre unos dinosaurios de juguete para llenar lo vacío que andaba el escritorio. Intente volver a hablar, pero me sentí falso. Intente volver a sonreír, pero fue vacío. Solo me quedaba ahí sentado en el escritorio mirando a la nada, aunque por ratos un leve dolor en el pecho me recordaba la vida; quizás los cigarrillos han hecho efecto a lo largo de los años, decía.

Dormir es un alivio, no recuerdo muy bien mis sueños, pero sé que hago algo ahí, despierto y todo se vuelve pesado, confuso y vacío. Un desayuno frio y el silencio de la casa. Odio la rutina, pero me atrapo por completo. Deje de escuchar a Mar de copas, deje de escuchar a Libido. No le estaba encontrando el sentido a la música. Quería estar todo el día en casa y dormir, querer dormir por siempre. Supuse que era el límite, y que no importaba nada. Volví a revisar los dibujos, busque una señal, pero no vi ni mierda. Es el fin, dije. Volví a ver a los dinosaurios puestos en el escritorio y simplemente caí en un gran vacío, volví mí mirada al monitor de la computadora y dije: Me lo busque, me busque esta mierda.


domingo, 8 de diciembre de 2013

NOS VAMOS

Era la carta al retiro, al desmán y desalojo. Era la última jugada, no quedaba de otra, solo un punto final de entre tanto punto aparte.

De los buenos años, de su calor y su repentino cambio estacionario, de ese gélido mensaje mudo que solo reflejaba una mirada llena de palabras. Palabras que eran dardos impronunciables de poca belleza, que marcaban el final de esa melodía, la última sonata.

Me habían quedado las cartas rotas, de  palabras flojas, escritas en vano. Por todos lados llovía un poco de ese pesar, de lo cotidiano, la rutina, el no decir nada. Esos celos que lo matan todo, sin respeto a nada.

Del poco placer, de esos besos fríos, caminatas eternas y mudas, de esos pocos mensajes que ya no se entienden, de esa marca casi ajena, de todo eso no quedan ni rastros, ni en sábanas blancas ocultando el cálido sudor del momento, matando las risas, el habla.

¿Qué pasó amada mía? Nos fuimos a la mierda de nuevo ¿Nos casamos o nos cansamos? ¿Nos cantamos o nos hartamos? Es sencillo mi princesa, que todo esto va para el caño, es justo y necesario el cambio; pero veo que eso no va contigo. Entre tus dotes de madre superiora, de santa y puritana, de esos dotes de superioridad. Veras, eso no va conmigo, ni con nadie. No dudes en gritar y enfurecerte, pero ten cuidado con sofocarte, que aun pienso en ti; pero no de igual manera. Un par de palmas del público, la reverencia del momento y quizás el último abrazo, sin puñales.


Y nos vamos, nos vamos a la mierda. 

lunes, 21 de octubre de 2013

Marcela.

Eran las dos de la mañana, había llovido un poco, el clima era invierno puro y se había llenado el cenicero, por ahí se escuchaban las últimas palabras. Era obvio el silencio. Ahí estaba Marcela, a un lado, callada, meditabunda, de mirada perdida.

De pronto me mira, veo sus manos convertirse en puños, veo esa mirada encenderse de ira, veo su cuerpo temblar y veo a Marcela entrar en llanto. De a poco la veo desmoronarse del todo, su mirada encendida decae de golpe, Marcela debe odiar todo esto, pero todo se le escapa de las manos, para ella esto es inconcebible, y yo solo logro contemplarla en el más profundo silencio.  



Marcela debe querer consuelo; pero yo soy un canalla, y como tal, solo dispongo a verla. Y aunque canalla y malvado, sé que estoy atando mis manos para evitar ese calor que ella aclama, de su llanto incomprendido, desmerecido quizás, pero muy en el fondo necesario.  

Marcela decae una y otra vez en el llanto, balbucea, tratando de decir algo pero en su estado solo se entiende su pesar. Marcela llora, dolida, con el orgullo quebrantado, y yo solo me quedo callado admirando esa escena.


Un cuarto para las tres, empieza a hacer algo de frío, todo en silencio de nuevo. Me dispongo a irme y solo escucho un débil y casi insonoro: No te vayas.  Era un llamado al retorno y a lo mismo. Pero ya todo se había acabado. Quizás muchos antes. 

jueves, 26 de septiembre de 2013

MI PRIMERA CHAMBA

Con todo esto de las chambas, entre enviar curriculums como si fueran volantes para el circo, vestirse como pingüino como si fueras a una boda, andar con esos zapatos tan incomodos; todo un desastre para alguien que solo quiere trabajar, ganarse el pan, tres chelas y dos puchos. Colas inmensas, entrevistas agotadoras, es peor que Jugar half-life, dije.



Entre tanto correteo busco un poco de aire llamado Lucky Strike, y recuerdo mi primera chamba, sonrió y digo: En ese tiempo no había que pasar por tanta mierda.

Eran inicios del 2006, era joven, eso me decían. No tenía ni un cobre y mucho menos oro, era un mantenido más en este país que quería destetarme a la fuerza. Por esos tiempos no tenía internet en casa y tenía que ir a las cabinas del centro. Ver correos, Messenger (que en paz descanse), Jugar Gunbound y Muonline, era lo de siempre. Ya me había hecho pata del que atendía y se podía cruzar un par palabras con toda confianza. Una vez dijo que necesitaba a alguien para que atendiera el negocio en las mañanas y casi sin pensarlo le dije: ¡Yo pues weon!

Y así tuve mi primera chamba, ser cabinero o más ficho suena “Administrador de cabinas de internet”, es la misma mierda; pero suena más paja.

El primer día de chamba, me presentaron con la dueña, una señora guapetona con un genio de mil demonios, que me enseño casi a ciegas como era el negocio. Todo se define en: Si no cuadra en el sistema te descuento. Un Glup por ahí y un: No la vas a cagar Carlitos. Obviamente el primer día de chamba la cagué,  y tuve que devolver dos sagradas lucas a caja; porque el hijo de puta de sistema es un Hijo de puta.
Pasaron las semanas y todo era más chévere, descargar música a montones y hacer cachuelos como grabar Cd’s, escanear y todo lo que no signifique un gasto aparte para el negocio.

Los Clientes, había desde los caseritos, ratas enanas que solo te pedían media hora y al final se quedaban 12 horas, era normal verlos correr cuando su vieja llegaba a punta gritos y volaban shinelas a lo Angry Birds. También habían los tíos que te pedían una hora y luego te pedían el baño para no sé qué (fap-fap-fap). Las chicas que te enamoraban por cinco minutos más (de internet) y bueno, uno no es ni manco, ni perezoso en ese sentido.

Así fue mi primera chamba, bien paja, aprendí a ser responsable con los horarios, despertarse temprano, aunque una vez llegue con una resaca del demonio (Bella Norita nunca más). Todo sea por las sagradas moneditas, de esas que el Hijo de Puta de Mario Bross las gana saltando (Mario Bross se la lleva fácil).  

PD: Aun sigo esperando mi entrevista por Skype. #okno #yafue