HUANCAYO
Sacado de “viajes y demás desmanes”. Huancayo, como uno de esos lugares que uno no conoce y aunque de mala gana acepte ir a un congreso de ingeniería, con la esperanza de hacer algo de turismo buena onda.
Huancayo me dio la mano gélidamente. El primer día me dejo con la panza fría y las manos hinchadas, el clima me decía – lárgate de acá rosquete de mierda! – y yo sin mucho esfuerzo hubiera pagado ese mismo día el viaje de retorno; pero en avión para evitar otras 20 horas de viaje.
Después de un par de horas de mariconear y pensar que era mala idea estar en un lugar muy frio y con un sol que quema como charapita ardiente; vino otro problema, el hospedaje. Vencido el problema de precios y que algunos querían lujos por un precio “Kola Real”, se consiguieron los cuartos, unos entre 2-3-4 personas, pero por una semana hay que hacer sacrificios… así que dormí en el piso con un colchón desinflado que me hizo recordar a un hospital.
Lunes de Mier…jodes. Sin más reparos, ir a las inscripciones al chongreso y de verdad lo prometo… no pienso decir más del CONEISC y siéntanse felices de no leer algo que no entenderán.
Díganme maricón, pero tuve que comprarme ese labial de pasta de cacao (para labios partidos), junto con ese bloqueador solar (para piel sensible) y una crema hidratante (para piel seca, casi cuarteada) para el cuidado de la piel; ahora sé por qué las mujeres se demoran un culo en salir del baño. Mi piel no quería ser cuarteada, lacerado y violada por el ese sol pedófilo y ese ese frio necrófilo.
Comer trucha no fue algo que costara un ojo de la cara, más bien fue un orgasmo dulce, ese pez vale oro por su sabor. Y en Huancayo sí que saben hacer trucha de muchas formas… para morderle la cabecita a pobre pez de carne rosa, medio naranja… una delicia total. Deben ir a Sallapanga y a Ingenio, si desean empujarse unas ricas truchas.
Hoja de coca, milenaria hoja sagrada. Me saco el sombrero ante una hojita poderosa, me quito todo el malestar del viaje y me puso el clima a favor. Por eso me lleve un poco de contrabando… por lo bajo nomas; pero en Tingo María, que la merca es más barata.
San Jerónimo estaba de fiesta. Lindo pueblo, con muchas cosas de plata a buen precio, si desean hacer su armadura de caballero del zodiaco, vayan a San Jerónimo, les saldrá a cuenta. Hasta el más tacaño comprara artículos de plata (me consta).
Me quedo con la pica, porque en Plaza vea “todo cuesta menos” – ¡páguenme por el cherri carajo! – muy aparte que compre muchas cosas ahí, sale a cuenta. Huancayo envidio tu Plaza Vea, tu Real Plaza y tu Cinemark… especialmente el Cinermark. Algo de cine cae bien… en vez de ver estrenos piratas a 2 soles con audio en español que solo sirve en las pornos con una calidad de imagen hasta el pincho y con cabecitas pasando a cada rato y personas riéndose del chiste que no entendiste… ¡PTM! -Aunque algunos extrañaran sus escaleras eléctricas…
Huancayo te dejo con quejas, será por puro gusto o simplemente falta de costumbre, pero yo prefiero la chelita bien helada y no la taza del inodoro congelada. Así que te dejo con un dolor en el bolsillo, ya que allá la vida es muy barata. No sufrí asalto alguno a pesar de la advertencia de muchos; pero en otra oportunidad iré con más presupuesto y con más ganas de conocer más de ti.
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