domingo, 6 de febrero de 2011

YO NO QUIERO SER PADRE



Marcela tiene tres meses de embarazo y yo con todas las de la ley tengo que afrontar lo delicado de ser padre. Yo no estoy con todas las ganas del mundo de hacer que esa dulce espera sea dulce, no tengo ganas de aguantar los antojos delincuenciales de Marcela; llama y llama de madrugada para pedir helado de aguaje y frascos enteros de aceituna. Marcela me va a matar con todo esto del embarazo. Marcela me tiene con las bolas llenas de stress, me ha jodido la vida tan tranquila que tenia, me ha marcado con su sello de oro y por ley de su familia estoy obligado a casarme.

Yo no entiendo como paso; pero sé que ella uso esa treta o maniobra que solo las mujeres desesperadas usan para no perder a un hombre; pero Marcela se paso de la raya, no se cuido y ahora quiere tener un bebe, y yo soy el cojudo que no quiere morir en manos de su familia.

Marcela es hija de un empresario que tiene más plata que clase; pero Marcelita que era visitante consumada de discotecas humeantes y reuniones caletas, no era una verraca como su padre, marcelita es una chica que odia las telenovelas, ama leer y sus traguitos por ahí con algo de humo narcótico.

Cansado de los maltratos de la impulsiva Marcela, tiendo a largarme a Lima con el cuento de la chamba, por lo cual intento alejarme de ella unos 6 meses o más hasta que se le rompa la piñata y deje de joderme tanto como lo hace ahora pidiendo cosas raras de madrugada, como si tuviera un Ripley o Saga en el baño. Marcela se pasa y ya estoy harto de sus arrebatos, de sus locuras; ella me echa la culpa de que esta embarazada; pero a la vez está feliz porque va a ser madre, me echa la culpa por todo; por su barriga creciente, sus cambios de humor, su dolor de columna. Y yo no sé como miércoles le pasa eso con tres meses de engorde. Que nazca el critter ya y que se deje de tanto drama, que ya es obvio que yo no quiero casarme con ella y que tampoco deseo ser parte de su familia que se limpia el culo con billetes de a cien.
Miento a Marcela, miento a su familia y miento a todo mundo, quiero que esto sea caleta. Me voy a Lima huyendo de Marcela y su familia y no confió en nadie, así que salgo en marzo a Lima la Gris y dejo a Marcela en Bolivia y con sus dotes de actriz dramática.

Marcela no tomo las pastillas, no-no-no lo hiso y corrió el rumor de su embarazo a medio mundo, dijo que yo era el padre y por poco muero acribillado por el verraco adinerado de su padre. El embarazo la ha llevado a la locura a Marcela, antes era tierna, ahora es toda una Hitler salida de la ONG Manuela Ramos, ella cree que tiene derecho a mandarme como si yo fuera su criado; pero no, yo no estoy para aguantar su frenético estado de Jabba the Hutt, yo no soy una larva de un apestoso baño.

No amo a Marcela, tampoco a su familia y mucho menos a sus amigas anoréxicas y metiches, que me ven como un ser que no existe en la revista Vanity fair, así que yo me voy a Lima a crear mi club de tobi (como dice ella), y ella que se quede con las arpías de sus amigas, que la encaminaran en la adoración del Dios Justin Bieber y a la Virgen Lady Gaga, para que le recen todos los días con velitas multicolores para que ese bebe que va a nacer, no se parezca nadita, nadita a mí.

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